Diafragma
Guárdate para más tarde. Hasta el amanecer. Para que la angustia ceda a la tregua y no nos tiemble la mano a la hora de apuntar. A la hora de buscar. A la hora de comer.
Y que el diafragma amortigüe la caída. Y que el grito nos encuentre, como quien no quiere la cosa, con la boca llena y armando figuritas con las manchas encarnadas que adornan la pared.
Y que el diafragma amortigüe la caída. Y que el grito nos encuentre, como quien no quiere la cosa, con la boca llena y armando figuritas con las manchas encarnadas que adornan la pared.
Por ahora, palpita solo cuando sea necesario.
(Puede ser la última vez).