Duermevela
Mi cuerpo se ha habituado al tiempo quieto. A un estado de duermevela en el que nada pasa, en el que la acumulación de ansiedades varias se ha perpetuado en un coágulo casi natural. En un músculo involuntario. En un órgano más (y no precisamente un órgano vital). Me escurro en el espacio y soy una partícula de polvo. Un fragmento que transmigra, silencioso, hacia lo inconcluso, hacia el cinismo y el absurdo. Hacia cualquier lugar. El instante que nace y muere sin jamás tocar. Esa partícula perfecta que si acaso no podemos retener es porque lo divino es siempre inmune a nuestra suciedad.
1 Comments:
Me gustó lo que me contré en este blog, incluída la foto del perfil...
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