Sunday, December 18, 2005

Sonambular

La oscuridad cobraba vida en aquellos que nos buscábamos en ella. La noche nos tragaba a la fuerza. Caminábamos, como los pasajeros inoportunos de un tiempo indiferente, fatal, a la espera de esa dosis de esperanza que todo hombre necesita para olvidar. Y sí, la encontrábamos. En el paisaje artificial; en el vago rumor de un paraíso perdido, como una incertidumbre que persiste, terca, en recordarnos precisamente eso: que no podemos olvidar.
Toda voz perdió a su dueño (el cansancio carece de voluntad). El silencio se acomodaba a las expectativas de la época, cortado con violencia por una que otra sílaba colgada de unos labios vírgenes y hermosos pero condenados a no besar. Entonces me dijiste que te hablara para salvarte de la sombra.
Pero yo preferí callar.

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