sobre cadáveres agonizantes

La esperaba, atragantado por la posibilidad de una caricia y la multiplicación de un consuelo poroso, que cualquier roce basta, que una noche es suficiente, que no puedo dormir sabiendo que despertaré siendo el mismo, el otro, el misterio como el reflejo en la ventana, empañado por mapas mas amables y horizontes finalmente desechables. Porque se acerca la mañana y soy un prófugo sin camuflaje. Desvertebrado por el suave rumor de la nostalgia, del durmiente que ha olvidado, de mis inventos.

Si he de ser vulnerable es porque no puedo tocarte. Porque eres una y eres todas y no mereces el morboso deleite de desenterrarme.

Estoy mejor aquí. Violentado hasta el hastío por mis propios flujos y reflujos celulares. Estoy mejor aquí. Solo. Porque no me parezco a nadie. Porque he elegido odiarte para no tener que amarte. Porque estoy mejor aquí.

Lejos del apego, del cadáver.